EL ESTRÉS MATA
Tres métodos simples para inhibirlo
Malen Cirerol
Los zoólogos parecen tenerlo claro. En el mundo animal, en los
mamíferos superiores, cuando un animal pierde su lugar en el sistema jerárquico
de la manada, cuando es rechazado, entra en situación de estrés, enferma y
muere. No tener un lugar, no poder desarrollar una identidad definida le hace
entrar en un estrés interno que le enferma. Sin embargo, este proceso que para
los zoólogos aparece tan claro, cuando se trata de humanos suele comprenderse
solamente en el plano teórico. Solemos olvidar que somos animales mamíferos
El estrés enferma, el estrés mata
Mata a fuego lento. Las hormonas y neurotransmisores
que se segregan en una situación de estrés, tensan los músculos, dificultando
todo tipo de circulación, estimulan el cortex cerebral y el corazón, actúan
sobre la función hormonal y condicionan la recarga de nutrientes. Cuando se
vuelve crónico, queda poco espacio para la recarga y el sistema de defensa, con
el tiempo, se agota. Es un estado que no puede ser mantenido indefinidamente.
Sin embargo l@s human@s, mantenemos ¡tantas y tantas veces! situaciones de
estrés durante ¡tanto, y tanto tiempo!... y nos sorprendemos cuando nuestro
organismo empieza claramente a dar señales de alarma.
Entonces nos fijamos en el síntoma y estudiamos
nuestro cuerpo a trocitos; para así ir mitigando cada uno de sus efectos. Sin
embargo la solución está en abrir los circuitos cerrados, buscar las causas y
encontrar la forma de resolverlas o evitarlas.
Pero el proceso puede, a veces, ser difícil y lleva
tiempo; sobretodo cuando este estrés es emocional y las causas que lo provocan
son difíciles de detectar por una misma; o bien si proviene de mecanismos y
condicionamientos aprendidos muy atrás, en la infancia y que, al no ser
resueltos, continúan actuando. Mientras tanto, mientras buscamos sus orígenes,
es posible disminuir sus efectos destructivos utilizando simples métodos para
cortar la subida del estrés.
Y, aunque nada sustituye la resolución de los problemas,
parar la espiral de estrés permite tener la cabeza más lúcida y los sentidos
menos embotados, permitiéndonos, así, ver y sentir con más claridad. Y cuando
la subida del estrés provoca síntomas tan obnubilantes como la opresión, las
crisis de pánico, las taquicardias etc… puede, en estos momentos, resultar muy
importante tener una herramienta de ayuda que sea eficaz y no dependa más que
de una misma.
Tres son los métodos de autoayuda que voy a proponer
aquí. Pueden utilizarse juntos o por separado, dependiendo de las
circunstancias y la facilidad de cada una.
1. La salivación
De las dos funciones, en balanza, del sistema
neurovegetativo, es la simpaticotonía la que predomina durante el estrés. Es la
función que prepara nuestro organismo para la defensa o la huída. La salivación
es una función del parasimpático, la otra polaridad de la balanza. Por lo tanto
si logramos activar esta función el resultado no es solamente local sino que
induce a la balanza neurovegetativa a inclinarse hacia este segundo polo. Éste
es el polo de la digestión, de la asimilación de nutrientes, del funcionamiento
hormonal. De relajamiento mental.
La salivación, además, también ayuda a bajar el nivel de acidez del cuerpo que el estrés produce. Nuestras glándulas salivares están situadas en el fondo de las mejillas aproximadamente debajo de los oídos unas, y debajo del mentón las otras.
La salivación, además, también ayuda a bajar el nivel de acidez del cuerpo que el estrés produce. Nuestras glándulas salivares están situadas en el fondo de las mejillas aproximadamente debajo de los oídos unas, y debajo del mentón las otras.
Pasos a
seguir para activarlas:
1º. Visualizar,
sentir o imaginar la presencia de estas glándulas.
2º. Intentar
relajar esas zonas como si quisieras dejar espacio para que puedan funcionar
sin presión y segregar saliva. Las puedes visualizar como si fueran esponjas
que van dilatándose y ablandándose. Como si abrieras el paso de una fuente.
Relajar la lengua, dejándola ocupar mucho espacio en la boca, te ayudará.
3º. Intentar
sentir o imaginar saliva fluida en la boca: Sentirla tapizando el interior de
las mejillas. Envolviendo las encías. Envolviendo la lengua.
Si has logrado llenar tu boca de saliva fluida, en este momento habrás conseguido invertir la función del sistema neurovegetativo. |
El estrés provoca otro tipo de saliva, seca y pegajosa. Por eso,
la salivación no debe forzarse. Se consigue mediante el soltar, la apertura, el
dejar fluir; lo que requiere una actitud diferente que el obligar, el hacer. Si
el intento se convierte en un apremio, provocaremos más bien una saliva
simpática. Nuestra boca debería estar húmeda la mayor parte del día. Aunque no
sea la panacea, ayuda a mantenernos en un estado de calma y de claridad y a
conservar nuestro organismo en mejor estado de funcionamiento. Y podemos así,
guardar los sistemas de alarma para cuando sean realmente necesarios. Para
muchas, esto implica cambiar una dinámica; porque, sin darse cuenta, muchas
personas utilizan el estrés para estimular su cortex cerebral (es una de las
funciones del estrés) y poder pensar, así, con más rapidez.
Cuando la hayas practicado durante un corto período, verás como la salivación se estimula cada vez de forma más rápida. Finalmente bastará que pienses en ella. Será entonces cuando resultará fácil utilizar este sistema en los momentos difíciles.
Cuando la hayas practicado durante un corto período, verás como la salivación se estimula cada vez de forma más rápida. Finalmente bastará que pienses en ella. Será entonces cuando resultará fácil utilizar este sistema en los momentos difíciles.
2. Canalización energética al Hara
El Hara es un centro energético situado en el centro de la pelvis,
más o menos tres dedos debajo del ombligo. En muchos métodos de meditación es
considerado como centro de estabilidad, serenidad y calma. Desde un punto de
vista energético y según las teorías reichianas es el centro, donde a los tres
años aproximadamente, debería anclarse la energía, siguiendo el ritmo de la
maduración del sistema nervioso. Esto suele ser así, si, hasta entonces, el
desarrollo armonioso no ha sido demasiado perturbado por carencias o traumas.
Desde un punto de vista físico, también es un lugar de equilibrio puesto que
aquí se sitúa el centro de gravedad de nuestro cuerpo. Y, al nivel fisiológico,
encontramos en el punto del Hara el centro de la vida: el útero en las mujeres
y la próstata en los hombres.
Sin embargo, la tendencia al reflujo de la energía
hacia la cabeza, ausentándonos, de alguna forma, de nuestra pelvis, es un
mecanismo de defensa muy común. Es una experiencia que casi todas hemos vivido,
con más o menos frecuencia, más o menos conciencia, en situaciones de estrés,
de esfuerzo, o de intensa emoción contenida. Una forma de desconectar de la
intensidad de los mensajes que los sentidos nos mandan. Para muchas, es
conocida esta sensación de presión o calor en la cabeza o en el cuello, e
incluso la pérdida de la conciencia de la presencia del resto del cuerpo. Y,
esta tendencia que es visible en una lectura corporal, para algunas se ha
convertido en algo estructural, en un hábito defensivo tan habitual que ya no
se reconoce. Por esto, al disminuir la presión puede producirse, a veces una
sensación de mareo debida a la descompresión. Una forma de bajar esta tensión,
de redistribuir esta presión, que se intensifica en las situaciones de estrés,
será aprender un sistema que nos ayude a buscar, de nuevo, la bajada del
movimiento energético hacia la pelvis. Lo que llamo la respiración en el Hara
es uno de ellos. Aunque se puede utilizar estando en cualquier posición, en
cualquier situación, para el aprendizaje, será mejor buscar una posición en la
que puedas estar relajada: sentada o acostada.
1º paso: llevar la conciencia a la percepción de la
presencia de la pelvis (nalgas, vientre, caderas, genitales, ano, órganos).
Será más fácil percibirla en el momento de la espiración, porque es el momento
de mayor sensibilidad.
2º paso: visualizar, imaginar, en el interior de la
pelvis, y de izquierda a derecha, de una cadera a la otra, algo parecido a un
muelle o un acordeón.
3º paso: respirar imaginando, al revés de lo que
espontáneamente surgiría, que este muelle o acordeón se abre y se expande hacia
los lados en la espiración (salida del aire), y se recoge de nuevo hacia el
centro en la inspiración (entrada del aire). Cuanto más prolongados y menos
forzados, sean los movimientos inspiratorio y espiratorio, más eficaz será.
Este movimiento reproduce el movimiento de expansión -contracción de la energía. No es tanto un movimiento muscular, sino más bien un movimiento energético, poco visible desde afuera. Si el estrés es tan intenso, que no permite ninguna concentración, sirve también simplemente imaginarlo, y, aún, inducirlo, si ya se ha practicado, reproduciéndolo con las manos sobre el vientre.
Este movimiento reproduce el movimiento de expansión -contracción de la energía. No es tanto un movimiento muscular, sino más bien un movimiento energético, poco visible desde afuera. Si el estrés es tan intenso, que no permite ninguna concentración, sirve también simplemente imaginarlo, y, aún, inducirlo, si ya se ha practicado, reproduciéndolo con las manos sobre el vientre.
3. Apertura del punto vago
Este punto, que he llamado el Punto Vago, está situado en lo que
se llama la fosa supra- esternal y que es el hueco que podemos tocar cuando
empieza el hueso del esternón, en la parte superior del tórax, donde comienza
el cuello. Este punto que por su situación está en relación con músculos, vasos
y nervios muy importantes, tiene la particularidad que al abrirse y soltarse
tiene repercusiones en casi todo el organismo.
El que esta zona esté más o menos hundida, con más o menos tensión
interna, interesa a casi todas las funciones del cuerpo. Uno de los efectos
logrados, al soltar el exceso de tensión en esta zona, es la relajación de un
músculo profundo llamado Constrictor Faríngeo y la liberación de la presión
sobre los troncos de dos nervios muy importantes a la hora de disminuir los
efectos del estrés: el larguísimo nervio neurovegetativo, el Vago, que inerva
las vísceras y el Nervio Frénico que inerva el diafragma.
Lograr soltar la tensión en esta zona puede producir unos efectos
muy importantes como, entre otros, liberar la respiración y a la vez cambiar la
polaridad del neurovegetativo sobre las vísceras. Oponiendo la función
vagotónica (de recarga y relajación) a la simpaticotónica (de defensa y
acción). Y, hay una forma relativamente simple de conseguirlo.
1º paso: buscar el hueco supra-esternal. Colocar en él la yema de
un dedo.
2º paso: en la espiración, empujar suavemente la yema del dedo con los músculos del interior de la fosa supraesternal. Este pequeño movimiento debe ser muy local y hacerse con la menor fuerza posible; más bien con la concentración y la conciencia. Debemos sentir que se activa un pequeño músculo que está bajo el dedo. Sin que participen en este movimiento los músculos de la cara, de la nuca o de los hombros. Se trata de una apertura, no de un esfuerzo. Aunque, en caso de estrés acentuado se hace, de inicio, de la forma que sea posible.
3º paso: Aunque este pequeño movimiento puede lograrse en cualquier situación, si lo ejercitas en una posición relajada, sentada o acostada, concentrándote un poco en sentir su efecto en la espalda, la respiración y las vísceras, su alcance será aún mayor. De esta forma podrás comprobar con facilidad como su acción llega hasta el Periné (musculatura de la suelo de la pelvis)
2º paso: en la espiración, empujar suavemente la yema del dedo con los músculos del interior de la fosa supraesternal. Este pequeño movimiento debe ser muy local y hacerse con la menor fuerza posible; más bien con la concentración y la conciencia. Debemos sentir que se activa un pequeño músculo que está bajo el dedo. Sin que participen en este movimiento los músculos de la cara, de la nuca o de los hombros. Se trata de una apertura, no de un esfuerzo. Aunque, en caso de estrés acentuado se hace, de inicio, de la forma que sea posible.
3º paso: Aunque este pequeño movimiento puede lograrse en cualquier situación, si lo ejercitas en una posición relajada, sentada o acostada, concentrándote un poco en sentir su efecto en la espalda, la respiración y las vísceras, su alcance será aún mayor. De esta forma podrás comprobar con facilidad como su acción llega hasta el Periné (musculatura de la suelo de la pelvis)
El concepto básico en estos métodos es abrir, dejar fluir y
permitir que el proceso se haga. No tanto esforzarse y hacer sino estar
concentradas en la atención y la intención.
En Diafreo utilizamos estos métodos como complementos del trabajo
de estiramiento de las cadenas musculares, de localización de bloqueos y
tensiones y de liberación de sus significados y expresión. Sin embargo estos
procedimientos, que en principio expongo aquí como una medida de urgencia,
practicados con constancia, pueden llevar también a un cambio dinámico que se
podrá apreciar en la musculatura, en el funcionamiento visceral, en la
circulación energética y en la liberación de los sentidos. Y con todo ello
tener una percepción menos condicionada de nosotras mismas y de la realidad que
nos envuelve.
Estas prácticas pueden resultar útiles también como complemento a
cualquier tipo de terapia, bien sea verbal o corporal y en las técnicas de
meditación, pues facilitan el acceso a un estado de conciencia más perceptivo.
Malen Cirerol
Terapeuta de diafreoterapia
Terapeuta de diafreoterapia
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