miércoles, 11 de mayo de 2016

RELACIONAR EL CUERPO Y LA PSIQUE

      
Cómo ayudar a una persona que viene con una demanda de tipo psicológico, a relacionar su cuerpo y su psique.

MALEN CIREROL
   
       Cuando una persona con problemas psicológicos acude a nosotr@s tiene alguna noción, aunque sea solamente un concepto intelectual, de que un trabajo corporal puede ayudarle a sentirse mejor.
      Cuando Conchita vino a verme, estuvo largo rato contándome sus depresiones. Había hecho una terapia de tipo conductista, sus síntomas habían mejorado y las depresiones eran más  espaciadas. Se sentía más satisfecha en sus relaciones  gracias a que  había aprendido a actuar de una manera  menos conflictiva .
      Sin embargo persistía en ella una sensación de tensión permanente, que le impedía ser espontánea en sus actos y vivir las situaciones relajadamente. Ella decía que no tenía nunca la sensación de sentirse bien. A menudo tenía angustia.
      Quería aprender a relajarse. Le habían aconsejado  venir a verme diciéndole que este trabajo la podía ayudar. 
      Tenía un aspecto muy pulcro: bien vestida,  bien maquillada,  sin un cabello fuera de su sitio. En conjunto daba la sensación de rigidez, como si no pudiera permitirse ningún movimiento que pusiera en peligro esta imagen perfecta. Su voz era funcional  y bien matizada e intercalaba sonrisas frecuentes durante su relato. Cuando hablaba de sus problemas, aparecía de vez en cuando una expresión muy triste en su voz y sus ojos, pero rápidamente recuperaba su expresión habitual.
      Al hacer la lectura corporal lo que más llamaba la atención, era  una gran lordosis que implicaba toda la columna hasta la séptima vértebra cervical. A partir de la séptima cervical la curva de las cervicales era casi inexistente.
      Había también mucha tensión en la cintura escapular. Las clavículas, las articulaciones esterno-claviculares y los esterno-cleido-mastoideos eran muy visibles. Sus manos eran frías, y mal irrigadas. Al cabo de unos minutos de estar en la posición de pie cobraban un tono azulado al igual que los pies. Se quejaba de tener poca fuerza en las manos.
      Podía suponer que su vientre estaba duro, puesto que a pesar de la lordosis aparecía firme. Sus piernas eran largas, de aspecto un poco tubular y la piel de color más mortecino que el resto del cuerpo dando la sensación de estar poco energetizadas.
      En la inclinación hacia delante, aparecía una ligera escoliosis.
      En la posición acostada la lordosis permanecía, y, al respirar, solamente  movía la parte alta del torax. Al proponerle respirar con mayor amplitud, su cara enrojecía y su espalda se separaba cada vez más del suelo y, al proponerle bajar la espalda  en la espiración, se sentía perdida y sorprendida al darse cuenta de que no lo lograba.
       Probando las diferentes posturas, su rigidez se manifestaba ante todo al posturar los brazos, bloqueo que explicaba sus problemas circulatorios.. Al abducirlos a más de 90º su  caja torácica se deformaba notablemente.
      Era posible levantar las piernas en ángulo recto. Sin embargo era al precio de  una fuerte lordosis dorso-lumbar y un gran bloqueo del diafragma.
      Tenía, aparentemente, una buena independencia de la cabeza, pero cada movimiento, inclinación o rotación,  aumentaba  su hiperlordosis interescapular y el bloqueo en inspiración. Ello hacía suponer que al ir desapareciendo este bloqueo respiratorio y la hiperlordosis, la rigidez de los músculos del cuello sería más evidente.
      Al tocarle el vientre, se confirmaba mi anterior suposición: estaba muy duro y esta dureza aumentaba en el intento de espirar a fondo impidiendo que las costillas bajaran. Poco a poco, al mover suavemente su masa abdominal, dándole una referencia con mi otra mano en su espalda y un suave masaje, podía vivir la experiencia  de abandonarse un poco. Su espalda iba bajando  hacia el suelo, su rostro iba cambiando de color, y entonces manifestaba que una opresión que le había aparecido en la garganta produciéndole angustia estaba desapareciendo  Era una sensación nueva para ella: poder respirar sin  un gran esfuerzo y sin angustia. Esta experiencia la motivó para iniciar la terapia conmigo y la sostuvo cuando aparecieron momentos difíciles.
      Es importante, siempre que sea posible, en una primera sesión hacer vivir a la persona una experiencia nueva y positiva. O, al menos, si es una persona muy intelectual, ayudarla a comprender que el trabajo propuesto le puede llevar hacia un mayor bienestar.
      Conchita era una persona que utilizaba la razón para comprender sus problemas. En sus momentos de crisis no podía parar de pensar, según decía. Por eso esta experiencia corporal, placentera, tranquilizadora, había sido tan importante para ella. Una ventana se había abierto  dejando entrar una nueva luz para mirar sus problemas desde un aspecto diferente.
      La poca percepción corporal, el bloqueo energético de las extremidades y la tendencia a llevar la energía hacia la cabeza se añadían a su relato y me hacían concluir que había muchos agujeros en la estructuración de su “yo”.
     Proyecto.-
     Por lo tanto, después de este primer contacto, mi proyecto fue trabajar ante todo la conciencia corporal, con la intención de ayudarla en este proceso de estructuración. Tenía  poca percepción  de su cuerpo y ello,  en gran parte, era la causa de su sentimiento de inseguridad. El círculo vicioso se establecía cuando, para huir de este sentimiento de inseguridad se refugiaba en sus funciones intelectuales bien desarrolladas, aumentando así su disociación entre cuerpo-mente, entre intelecto y sentimientos.
Era importante, en una primera fase, que viviera sobretodo experiencias positivas para así ayudarla a encaminarse por esta vía para que, perdiendo el miedo a las manifestaciones de su cuerpo, pudiera iniciar un proceso que la ayudara a ir  estructurando estos vacíos de su  “yo”.
     Desde el punto de vista energético, la intención era abrir poco a poco el bloqueo de la columna y del diafragma para dejar fluir la energía hacia los brazos, la pelvis y las piernas en una primera fase. En una segunda fase, insistir cada vez más en estar con su energía o su conciencia en estas partes de su cuerpo, permitiéndose sentir  y expresar con la  voz, la palabra y con la expresión emocional del cuerpo, las sensaciones, sentimientos e imágenes que pudieran aparecer. Y, lo que es fundamental para estucturarse internamente, conectar con el espacio interno.

Tratamiento.    
      Al iniciar las sesiones el acento estaba puesto en lograr ampliar la experiencia del primer día; es decir, respirar lo más relajadamente posible dejando caer lentamente la columna sobre mi mano primero y luego sobre el suelo. Esto iba acompañado de una exploración para percibir cada vez más finamente las sensaciones corporales que ello le producía. ¿Cómo sentía su columna cuando  podía soltarla? ¿qué sensaciones había en su vientre cuando se ablandaba con la ayuda de la respiración y el masaje? ¿cómo sentía su cabeza cuando la respiración iba bajando?¿ qué había ocurrido con la anterior sensación de tensión ?
    También posturábamos lo que aparecía en la lectura corporal, aprovechando cada postura para ayudarla a llevar la conciencia a una  parte determinada de su cuerpo y describir lo que allí podía percibir.
    Al principio no sentía más que sensaciones externas como por ejemplo el apoyo, el contacto de mi mano etc...Poco a poco fueron afinándose las percepciones, apareciendo sensaciones internas como circulación, presencia de los huesos, sensaciones energéticas, tensiones. La sensación de tensión indeterminada fue localizándose pudiendo distinguir qué  zonas de su cuerpo estaban más contraídas y en qué momentos de la sesión y de su vida cotidiana tensaba de nuevo.
      Su mecanismo de resistencia más aparente era irse con el pensamiento de la sesión. Sin darse cuento del cómo, se encontraba pensando en cualquier cosa de su vida cotidiana. Era muy difícil para ella permanecer con la conciencia en su cuerpo. Otro mecanismo de resistencia era, a partir de la pregunta sobre su sensación, encauzar sutilmente la respuesta hacia el terreno verbal.
Ejemplo: Al posturar la pierna y preguntarle: “¿qué sensación tienes en tu pierna?”  respondía: ”Siento tensión. ¡ Ah!¡ claro!... Mi madre me ha contado que empecé a andar a los nueve meses .¡ Imagínate! seguro que debía contraerme.  Me contó que me caí y tuvieron que llevarme a urgencias....” . Era el relato de un hecho sin su carga emocional. Al atraer mi atención y la suya hacia este hecho de su infancia buscaba una explicación racional a su tensión y  dejaba de estar presente en su pierna cooperando para soltar esta tensión.
      La gran tensión que Conchita llevaba hacia su cabeza le producía con frecuencia cefaleas muy intensas. En las sesiones había podido darse cuenta que cuando quería hacer un esfuerzo voluntarioso para estirar o soportar una postura, su columna se arqueaba y la energía, en un reflujo, subía hacia su cabeza,  enrojeciendo su cara y produciendo los primeros síntomas de una cefálea. Empezaba a darse cuenta que esto ocurría con mucha frecuencia en su vida cotidiana.
      Un día llegó a la sesión con una de sus grandes jaquecas. Había dudado hasta el último minuto para decidirse a venir. Sin embargo fue  su implicación, su curiosidad por comprender sus mecanismos, que la animaron. Fue difícil lograr que se relajara un poco y fuera respirando más profundamente. Para ayudarla a bajar la energía le propuse respirar en la pelvis como si tuviera allí un tercer pulmón. Al inicio, para lograrlo contraía fuertemente los aductores; le ayudé con mis manos  a soltar esta tensión y le propuse un pequeño movimiento. Al terminar yo veía una pequeña vibración en los muslos que, sin embargo, ella no percibía.
      Al preguntarle qué sentía allí, no pudo hablarme más que de la parte alta de su cuerpo. Sentía cada vez más tensión en la garganta y sobretodo en las manos. Su dolor de cabeza iba aumentando. Cuando más quería intentar saber qué sentía en sus muslos, más arqueaba su espalda. Intentaba conectar con ellos mediante  un gran esfuerzo de voluntad, como hacía siempre en su vida. Su estado de tensión iba en aumento y apareció también un fuerte dolor de estómago .
      Poco a poco logramos reducir la alarma que estaba subiendo en su cuerpo. Fue con la ayuda de mis manos y de mi voz que pudo de nuevo ir paulatinamente relajando los músculos de la espalda. Con un suave masaje en la zona lumbar y en la masa abdominal su conciencia pudo bajar de nuevo a la pelvis, la columna fue depositándose primero en mi mano, luego en el suelo. La respiración fue haciéndose más profunda y relajada al poder soltar gran parte del mecanismo inspiratorio. De pronto sus piernas empezaron a vibrar fuertemente e incontrolablemente. Me miró con terror. Dándole la mano para infundirle seguridad, le ayudé con la palabra a que fuera aceptando esta manifestación de su cuerpo. Pudo permitírselo. Su expresión fue cambiando. Fue pasando del miedo a la sorpresa... al placer. Empezó a sentir pequeños movimientos agradables que recorrían todo su cuerpo, muy especialmente sus brazos y sus piernas. Lágrimas de emoción aparecieron en sus ojos. El dolor de cabeza, de estómago y de las manos desaparecieron en el mismo instante en que pudo aceptar vivir su vibración. Durante largo rato estuvo a la escucha de sus sensaciones. Este pequeño movimiento interno continuaba por todo su cuerpo. Ella lo expresó como movimiento de vida. Decía que por primera vez en su vida sentía sus brazos y piernas vivos, los sentía suyos. Las lágrimas dejaron paso a una expresión nueva de paz y alegría en sus ojos. Se sentía muy feliz y daba gozo verla.
      Esta experiencia fue muy importante. A partir de este día había una fe y una convicción en ella, a pesar de los antiguos mecanismos, que volvían una y otra vez. Había nacido en ella el deseo de saber cada vez más qué  escondían  su pelvis, sus piernas, sus  brazos, ¿por qué había enfermado? ¿para no sentirlo y saberlo?. Sabía porque, aunque fuera por un momento, lo había experimentado, que cuando pudiera conquistar definitivamente todas las parcelas de su cuerpo, su mente quedaría en paz.
      En esta primera fase, no pusimos ningún acento en hacer aparecer las emociones. Cuando aparecían, intentábamos hacerlas conscientes si era posible(¿pertenecían a la pena, al miedo, a la alegría, al enfado?) y aceptarlas .
      Al introducir  los movimientos de descarga, observé con sorpresa que entraba fácilmente en ellos siempre que no implicaran algo que ella viviera como violento, como podrían ser patadas o gritos. Podía, por ejemplo, patalear y encontrarlo muy placentero. Se sorprendía y decía que se sentía “como un bebé”. Sin embargo poderse permitir expresar con la voz fue mucho más largo. Sentía vergüenza y miedo al oír su voz; no la reconocía.
      Así pues nuestro trabajo consistió en aumentar, ante todo, la percepción de su cuerpo; utilizando para ello el estiramiento, el movimiento, el contacto y el trabajo energético.
     En el trabajo energético: canalizar primero la energía a todas las partes del cuerpo para, posteriormente tolerar cada vez más tiempo la energía y la conciencia en un segmento concreto dejando aparecer sensaciones imágenes y expresiones con el cuerpo y la palabra.
      Las emociones hacían su aparición. Aparecían sobre todo, en un principio, el miedo y la rabia. El proceso fue permitir la aparición de estas emociones solamente hasta el punto en que Conchita podía aceptarlas,  vivirlas y expresarlas sin desbordarse, sin contraerse, dejándolas existir en su cuerpo. Vigilando que no apareciera ningún bloqueo respiratorio ni ninguna tensión muscular en los puntos que ella habitualmente utilizaba para bloquear la percepción. Solamente así podía ir perdiéndoles el miedo. Los movimientos de descarga empezaron siendo muy cortos por la misma razón.
      Poco a poco pudo ir uniendo los recuerdos que aparecían en su cuerpo con sus vivencias y emociones. Permitirse revivir, por ejemplo, cuánto se asustó siendo pequeñita, al ser forzada a andar. Podía aceptar sentir el miedo que había quedado  preso en sus piernas, y, así, siendo ahora adulta y estando en un espacio protegido, poder liberarlas expresando también la rabia por haber sido  forzada.   
      Su cuerpo lleva escrito la memoria de los malos tratos recibidos en su infancia y llevará tiempo dejar salir todo el miedo, el dolor y la rabia acumulados en él. Para abandonar sin miedo la imagen de perfección que tuvo que imponerse para ser aceptada y librarse de la violencia.
    Todo ello debe ir siempre muy arropado por un trabajo estructurante para recuperar la confianza y  el placer de encontrarse consigo misma, con su cuerpo, e, ir descubriendo su capacidad de autonomía y su fuerza

    Así aparecía con claridad como sus miedos, sus crisis de pánico, sus depresiones estaban  completamente ligadas  a la desconexión de la memoria de su cuerpo. Había tenido que  bloquear las oleadas de información para poder sobrevivir psíquicamente en su infancia; pero este mismo bloqueo le impedía vivir ahora y la enfermaba. Ya no le servía. Los seres humanos tenemos este privilegio. Podemos  volver sobre nuestros pasos y liberar las memorias para  poder escribir un nuevo camino. Pero creo firmemente que ello no es posible sin  recuperar nuestro cuerpo.
     
MALEN CIREROL






ESTRUCTURAR EL TRABAJO DE DIAFREO


COMO ESTRUCTURAR EL TRABAJO DE DIAFREO

                Creo q hay dos trabajos a hacer simultáneos:
- Percibir “cómo me siento” yo ante esta demanda
- Cómo decido trabajar con esta persona.
Después de la primera entrevista (tienen un artículo titulado así), sabemos muchas cosas tanto de la demanda como de nosotras. Pero tenemos que limpiar los datos que nos da la persona de lo que realmente quiere o nos pide así como objetivar al máximo los datos de ella de los nuestros. Es decir intentar mantenernos en un plano en el que la identificación o la lejanía no sean lo que prime. Ello nos permitirá identificar al máximo la demanda que la trae a la diafreo.
Si tenemos dudas es lícito intercambiar información con esa persona para tener la certeza de que la hemos entendido bien, mediante preguntas como: si te he entendido bien quieres decir que…
Para llegar a saber si el trabajo de diafreo va a ayudar a esa persona en lo que ella dice es necesario hacer la lectura corporal.
Para ello hace falta pedirle que se desnude lo que empieza a ponerle difícil las cosas, a ella y a ti, cómo se le dice, cómo esperas a que se desnude, qué necesitas decir o si te bloquea.
La primera visión es importante porque dependiendo de lo que veamos podemos tener diferentes emociones que podemos dejar traslucir, no siendo necesariamente “malo o impropio”; simplemente hay que saber manejarlas siendo honestas, de manera que aquí no entra el disimulo o el silencio.
En la lectura corporal podemos mantenernos alejadas y solamente mirar para leer los datos o podemos acercarnos y tocar (es lo q yo he escogido) para cuando encuentro algún punto importante para trabajar o de asimetría que podría estar relacionado con la demanda, hablar y preguntar. También me permite percibir mejor lo que me transmite y siento con ella.
En mi experiencia es cuando salen más datos íntimos relacionados con el trabajo posterior. También les ayuda a localizar los dolores físicos con ayuda de tus manos.
Es también otra manera de no mirar con ojos de búho y herir a personas sensibles.
Decidimos lo que queremos trabajar o proyecto de trabajo.
De acuerdo a todo lo anterior podemos decidir que aceptamos trabajar con esa persona y así se lo trasmitimos o que no podemos lo que también debemos comunicar.
Yo creo que tenemos que aceptar que hay personas con las que no podemos trabajar, sea por el problema que traen que es alguno de los que no tenemos solucionado a nivel personal y por tanto, tampoco ayudaremos a solucionar, sea porque pertenece a una categoría de personas que no podemos aceptar en nuestra vida, aquí pongo ejemplos burdos: violadores, abusadores, maltratadores, asesinos. Esta es una opinión personal.
En diafreo tampoco se recomienda trabajar con familiares cercanos, parejas, amistades… Se puede siempre que se acepte las limitaciones del método.
Inicialmente se puede contratar un número limitado de sesiones para revisar el contrato, una vez hechas las mismas. Es una manera de ver cómo está la comunicación, el trabajo y una misma. Se puede ver si el proyecto inicial sigue siendo válido o si hemos cometido algún error que debe corregirse.
Las sesiones se deben estructurar de acuerdo a lo que hemos visto y que se corresponde con la demanda, siendo más fácil entrar en empatía y en profundidad, que si nos salimos del proyecto que hemos comentado por una idea feliz o porque nos despistamos o estamos en una situación personal ajena.
Por tanto intentaremos estirar y desbloquear lo que sea más obvio buscando encontrar  el ritmo más adecuado para esa persona en concreto que nos deje entrar en su cuerpo y profundizar en sus problemas.
Cada persona tiene su ritmo, su demanda, su carácter, su intimidad y sus secretos, y todo es lícito si quiere o no quiere desvelarlos o expresarlos. Tenemos q intentar ser lo más respetuosas posibles para no confundir nuestra demanda, de ser unas terapeutas maravillosas con las necesidades del cliente que puede estar utilizándonos para no sentir tanto dolor (seguramente lo expresó en la primera entrevista) y por tanto, permitirle seguir su ruta y su ritmo. Se dice rápido pero es de lo más difícil para mí, no confundirme…
Otro reto importante: a medida que trabajamos en el cuerpo y profundizamos en la relación, hay que pedirle que trabaje activamente para que llegue a tener conciencia de lo que le pasa y poder solucionarlo, puesto que en diafreo sólo actuamos como medios para ayudar a que las personas encuentren su manera de sanar. Nosotras les ayudamos en el camino que es la diafreo pero ellos tienen que poder escoger en cada momento lo que quieren hacer. Cada sesión es diferente en ritmo, intensidad, trabajo, emociones, y sensaciones.
Todo esto sucede a la vez que estamos intentado liberar la respiración y estirar las cadenas musculares de forma global, es decir sin permitir las compensaciones, lo que hace que no sean agradables o ligeras, a veces nos encontramos que por no dañar o molestar o estirar de una forma más soportable, permitimos compensaciones y bloqueos respiratorios, no es correcto. Todo se puede hablar y compartir, pero estirar es estirar, siguiendo las leyes de Mezieres y de la diafreo. Lo que sí se puede es intentar que las primeras sesiones no sean sólo dolorosas, sino que aparezcan sensaciones agradables que confortan y corroboran que ese trabajo es el adecuado para la demanda hecha.

Aquí les copio las propuestas de Malén que son muy claras:

-Trabajo de  conciencia  corporal. Observación  del  grado  de  conciencia  corporal  de la  persona: escasa, fina  pero  exterior, solamente  interior, percepción  del  volumen  en  tres  dimensiones, solamente  mediante  imágenes…
Esencial para  toda  persona, pero  especialmente  para  las  personas  con  falta  de  estructuración  del  “Yo” es  el  trabajo  sobre  la  conciencia  corporal. Aprovechamos  todo  trabajo  para  llevar  la  conciencia  a  la  zona  trabajada  que  en  este  momento  estará activada.
Desde  la  percepción más  simple  y  externa, en  un  inicio, hasta las  zonas  más  profundas: huesos  y  vísceras. 
Ayudando a encontrar: 
a) simplemente soltar la  tensión  en  la zona  donde  presionamos  con  un  dedo,
b) estar  presentes  en  el contacto de nuestras  manos, 
c) hasta  intentar  sentir  en  el  cuerpo lo  observado  en   una  plancha  de anatomía.
Estos  serían  pasos  previos a poder habitar  el  cuerpo y  percibir los  significados.

.- Trabajo energético. Observar el GRADO DE RETENCIÓN DE LA  ENERGÍA  en la cabeza y  niveles altos.
Trabajar la BAJADA DE LA ENERGÍA mediante el trabajo corporal, la respiración y el trabajo energético.
En el plano sutil: Tenemos  en cuenta  sus tres fases: abrir las  vías,  transitarlas y  habitarlas.
Las vías abiertas mediante el estiramiento muscular etc...DEBEN SER TRANSITADAS. Abrimos un paso y el trabajo sutil propuesto será circular con la conciencia, la energía o la respiración (utilizando el concepto más fácil para la persona) Hay que reutilizar este paso que por  algún motivo anteriormente estuvo vedado. La persona abre, deja circular, permite  el paso  de la energía.
 Al dejar pasar  proponemos la observación  de imágenes sentimientos, informaciones. Aparecerán posiblemente los porqués del bloqueo. ¿Qué significado tiene para la persona  tener este paso  cerrado o abierto?

El paso siguiente es PODER ESTAR, PERMANECER.
Permitirse  estar, habitar,  sin  ausentarse, en esta parte del cuerpo  que  durante tiempo ha sido deshabitada energéticamente. Las zonas deshabitadas tienen que ver con los agujeros, con las zonas  no construidas del Yo. Por eso en Diafreo éste es un TRABAJO BÁSICO DE REESTRUCTURACIÓN INTERNA.
En estas zonas deshabitadas proponemos  a  la  persona  vivir  la  experiencia  de  estar, de  re-adueñarse  de este  espacio  propio, respirando  en él, sin   alejarse,  dejando  aparecer  sensaciones, imágenes,  emociones, y poco a poco DESCUBRIENDO Y ACEPTANDO su significado.
Proponemos  también LA RESTAURACIÓN  DEL MOVIMIENTO  ENERGÉTICO en la  zona: visualizando la contracción –expansión.  (Respirar en la  zona  con la  imagen de la  bola  de luz que se contrae y expande.)

.- Trabajo sobre el sistema nervioso
El trabajo consistente en  recuperar la conciencia de los espacios deshabitados  es, además de un trabajo energético y emocional, un trabajo  que implica  el  sistema  nervioso. Cada  nueva percepción, cada recuperación de un movimiento perdido, cada nueva  vía que se abre,  establece o restablece, en realidad,  NUEVAS SINAPSIS, es decir  nuevas  conexiones. Las sinapsis   desaparecen si no se usan y se refuerzan con el uso. Por esto es importante la reiteración,  la repetición de los trabajos.

En estos procesos se observan las reacciones del cuerpo, del psiquismo, del sistema nervioso: emociones, informaciones, “nervios”, defensas, necesidad  de movimiento. Puede ser el momento para proponer la expresión de lo que está  surgiendo.

.-Trabajo emocional:
Si surge una  emoción LA  ACOGEMOS Y  FACILITAMOS  SU EXPRESIÓN siempre que  no sea de modo catártico. Para ello  observamos  siempre  la respiración y las tensiones corporales.
Cuando  una emoción surge sin  llegar  a encontrar  su expresión  al exterior, tenemos el recurso del TRABAJO DE INTEGRACIÓN EMOCIONAL. Proponemos la aceptación de la emoción haciéndola circular por todo el cuerpo.
Tanto si la emoción se expresa o no, dejaremos  siempre  un espacio para la elaboración.
No interpretamos. Si la  situación lo requiere utilizamos la FUNCIÓN DE ESPEJO. 

.- Movimientos de expresión emocional del cuerpo. La expresión emocional se propondrá invitando a la persona  a expresar mediante los  movimientos de expresión emocional del cuerpo que nos parezcan adecuados. Si lo que aparece es una emoción concreta, bien sea rabia, miedo o tristeza, nuestra   propuesta  será un  movimiento que  la canalice.
 Si  la tensión es catalogada por la persona como simplemente “nervios”, tensión, malestar, se proponen descargas  simples, de “exteriorización de  la tensión”. Con el tiempo la descarga irá afinándose y esta  sensación  cambiará  a una expresión más concreta.
A medida  que  vayamos  concretando, nuestra  propuesta  será relacionarla  con LAS CUATRO EMOCIONES  BÁSICAS.
Para  que estos  movimientos  de  descarga  emocional  no sean  desestructurantes sino estructurantes y tengan una incidencia en la estructuración del “yo”, estos  movimientos propuestos  deben  tener un  encuadre  claro. Deben favorecer la triplefunción del Yo: RECONOCER Y ACEPTAR LOS  IMPULSOS DEL INTERIOR (LO QUE HAYA SURGIDO), TENER EN CUENTA LA REALIDAD EXTERIOR (ENCUADRE) Y ADECUARLOS (EXPRESAR). Solamente  así  la expresión tendrá  una  función re-estructurante.
La expresión catártica o simplemente caótica resultará más bien desestructurante.
Si, al ir a habitar una determinada zona del cuerpo, surgen recuerdos traumáticos de la infancia, la propuesta del movimiento de expresión debe ser conducida  a CERRAR AHORA EL CÍRCULO DE ESTRÉS INTERNO que  quedó abierto y bloqueado por la inhibición cuando no era posible tener una respuesta adecuada.
Al aparecer estas memorias, es importante evitar que la persona quede atrapada en las vivencias del pasado. Nuestra función es traer la situación AQUÍ Y AHORA, para poder  expresar en el presente, ahora  que ello es posible, ahora que la persona es adulta y se encuentra en un espacio protegido, lo que  entonces no pudo ser expresado. Para así ir encontrando una nueva  salida, una respuesta adecuada al círculo de estrés interno, que no sea la inhibición memorizada y  que  con  la  repetición  estará cada vez  más  presente  en la  vida  cotidiana.
Para ello, la propuesta debe IMPLICAR AL SER  POR ENTERO. La parte corporal, con el gesto, la parte emocional, estando  muy presente en el gesto, buscando la palabra adecuada y la parte estructural, manteniendo el  eje, evitando  cualquier  gesto  que  desmienta  lo que  se está  expresando.
La expresión que en su día se inhibió podrá encontrarse ahora, con la diferencia de que, en este momento, puede hacerse desde el eje transformándose así en una experiencia estructurante del Yo.
No buscamos la agresividad sino LA ASERTIVITAD SIN MIEDO. LA  CONEXIÓN  CON LA FUERZA.
La expresión es un derecho inalienable. Y, probablemente una cuestión  indispensable para la salud.


.- Espacio interno. Localizar, y poder conectarel espacio interno.
El espacio interno no es algo abstracto o imaginado. Es una experiencia real, una capacidad, una dimensión de nuestro ser que nos suele ser ajena a pesar de estar presente en tod@snosotr@s. En  nuestra cultura cada vez más volcada hacia el bienestar exterior, hacia la  imagen, nadie  ni ninguna enseñanza nos  han ayudado  a conectar y escuchar  este espacio.
Sin embargo se trata de una incursión en una región de nuestra propia conciencia, un espacio donde el pensamiento, tal como lo conocemos, no tiene vigencia, donde se encuentra  el punto neutro de la física, donde está contenida toda la información de un sistema, el  espacio  vacío del  átomo, donde  está  toda la  potencialidad.
Es por lo tanto el núcleo DE DONDE SURGE TODA TRANSFORMACIÓN.
Esta conexión, este proceso debería tener lugar espontáneamente y estas  informaciones deberían poder circular libremente. Sin embargo debido a nuestra  formación y a las circunstancias de nuestras  vidas, nuestro ser y especialmente nuestro cuerpo  como último  eslabón  materializado de todo ello, están más bien  organizados para poner barrera a estas informaciones.
Cuando se encuentra la forma de soltar tensiones, resistencias y obstáculos, y se permite la experiencia de este 4º estado de conciencia, existe de nuevo la posibilidad de reencontrar  la misteriosa llave que nos conecta con NUESTRA PROPIA INFORMACIÓN, vivir la experiencia de LA UNIDAD e iniciar un proceso de transformación

.-Los 4 niveles de conciencia:
En la sesión propondremos la circulación por los 4 niveles de conciencia para, así, establecer cada vez más fácilmente la conexión con este espacio.
Físico
Sutil
Emocional
Espacio interno.


Por tanto, si la diafreista o terapeuta no ha hecho su propio proceso es inútil q intente que lo haga cualquier otra persona. El proceso de aprender diafreo es también el de aprender a ser una persona completa.