domingo, 17 de julio de 2016

La vertèbre cervicale la colonne cervicale vidéo sonorisée

Vidéo sonorisée L'ilio-psoas


Este video presenta la función del psoas ilíaco, un músculo q como su nombre indica está constituído por dos fascículos el ilíaco y el psoas.
El ilíaco se inserta en el ileón, un hueso q forma parte de la pelvis unido al coxal.
Contribuye a la estabilidad de la articulac sacro-ilíaca y desciende casi verticalmente hasta el borde anterior del coxal y termina en un grueso tendón q se inserta en un tubérculo trocánter menor del fémur, es decir q el músculo se curva para alcanzar el trocánter menor .
El psoas nace en las vértebras lumbares por dos tendones, uno q nace de las apófisis tranversas de las vértebras lumbares y por un segundo tendón q nace del cuerpo de las cinco vértebras lumbares.
Los dos tendones se unen y se acoda igualmente sobre el borde anterior del coxal y va a terminar sobre el trocánter menor junto al ilíaco.
Pasa por debajo del tendón inguinal.
A continuación muestra la situación del psoas con respecto a la columna muscular a ambos lados de las vértebras q en la parte posterior de las vértebras dan estabilidad a la columna, por tanto el psoas a pesar de no ser un múscuo posterior actúa como ellos.
Describe la situación con respecto a la musculatura que rodea la columna. Debido a que nace en la parte posterior de la columna forma parte de la musculatura q rodea las vértebras, todos los músculos q nacen y terminan en las vértebras hasta el cuello, y participa aen la estabilidad de la columna casi como un todo es una masa q se comporta como si fuera un sólo músculo.
Debido a su situación pélvica forma masa con los músculos de la pelvis sobre todo los q terminan en el fémur. Se necesita una buena propiocepción para sentir esta zona del cuerpo, muy profunda.
Otra acción importante es la flexión del muslo sobre la pelvis.
Tb muestra cómo si se fija la pelvis en el suelo, se pueden levantar las piernas sin lordosar, pero para utilizar la musculatura en general, se lordosa primero las lumbares, tanto si levanta las piernas como si lo hace con el tórax.
Si flexiona las piernas el ejercicio tiene menos peligro para las vértebras puesto q acorta el psoas
la siguiente secuencia muestra el papel del psoas en la lordosis lumbar.
Aquí habla de la gravedad y del cansancio como factores q influyen en la lordosis pero por F. Mezieres sabemos q no es así sino q se contraen por formar parte de cadenas siempre en contracción.
La función es anteversión de la pelvis y lordosis lumbar.








El hombro. Un concepto pasado. Nueva visión

El hombro: el manguito de los rotadores: papel de los músculos

El manguito de los rotadores (músculos del hombro)

Muscle deltoïde

Muscle triceps brachial

Muscle grand dorsal

Muscle trapèze

Vidéo sonorisée Les muscles postérieurs du tronc

Vidéo sonorisée Diaphragme Périnée Intercostaux

Vidéo sonorisée Les muscles abdominaux

viernes, 8 de julio de 2016

Las llaves del tórax



Las  llaves  del  tórax.-



Ésta  es  una  denominación  que  usó  F. Mézières para tener una  base  de  acción sobre  las  compensaciones  que  se  producen  especialmente en  el  tórax en  cualquier  intento  de  estiramiento  de  una  parte  o  toda  la  cadena  posterior.
INFLUENCIA  DE  LA  POSICIÓN  DE  LA  CABEZA EN  EL  TORAX.-
La  cabeza  debería  ser  independiente, sin  embargo la  rigidez  adquirida va a influenciar   muchas  veces  el  resto  de  la  columna.
VARIAS  CLAVES.-
1)     .-Inclinación  de la  cabeza a  izquierda  o  derecha—provocando latero-flexión   o  concavidad  de  este  mismo  lado.
Hay  que  observar el  movimiento que  se  produce  en  el  tórax. Lo  más  habitual  es que  la  inclinación provoque una  latero-flexión  del  lado  en  que  inclinamos  la  cabeza.
La  clave para trabajarlo es  poner el  brazo de este  mismo  lado  e  abducción (o  separación) hasta  que  la  línea  media  del  tórax  esté  centrada. El  brazo  ha  de estar  en  pronación con  el  pliegue  del  codo  mirando hacia  abajo hasta  el  ángulo  recto y  un  poco  girado  más  allá de  ángulo  recto, conservando  el  contacto  del  olécranon  con  el  suelo.
La  cabeza  debe  estar  con  la  cara mirando  al  techo.
Respirar, y  así  se  irán  estirando  los  músculos  de  la  cadena  que  desde  el  cuello  arrastraban el  tórax.
             2).-Inclinación de  la  cabeza   a  izquierda  o  derecha –provocando posteriorización  de  un hombro (habitualmente el  que se  vio posteriorizado  en  una  lectura  previa).
Posteriorización del  hombro.
Corrección: levantar el  brazo  del  lado  posteriorizado hacia  el  techo. (Cruzado  si  hay   cansancio)
3.- Si  hay ambas  cosas. (muy  frecuente)
Corrección: un brazo  en  abducción y  el  otro  hacia  el  techo (o cruzado).
Si la  lateroflexión  y  la  posteriorización   ocurren  en  el  mismo  lado:  levantar  el  brazo  en  dos  tiempos.
a)1º hombro a  la  oreja, b) brazo al  techo sin  bajar  hombro.
Observar: probablemente esta  corrección   produzca  lateroflexión  en  el  otro  lado.  Entonces brazo  en  abducción en  el  lado de  la  lateroflexión.
También puede  utilizarse  la  latero-flexión  de  la  cabeza para posturar (corregir) la  lateroflexión del  tórax.

Rotación de  la  cabeza.-
Va  a  actuar sobre  la  rotación  del  tórax, muchas  veces levantando el  hemitorax del lado  opuesto a  la  rotación.
Corrección: Rotar  la  cabeza en  el sentido  contrario  a  la  rotación  observada.
Si aumenta  o  produce   posteriorización del  hombro. Levantar el  brazo del  lado  que  se  está  mirando.
Observar: y  si esto  produce  latero-flexión del  lado  opuesto se  utilizará  la  abducción  del  brazo.
Muy  útil  para  corregir  la  rotación en ciertas  escoliosis.

 Malen Cirerol



Espacio interno





Espacio interno.-

Durante la época en la que yo trabajaba sobre los  tres estados de conciencia: físico (cuerpo), sutil (sentido cinestésico y energía) y emocional, surgía, a veces de forma espontánea, en ciertas personas, la experiencia, tal vez no plenamente consciente, de un estado de conciencia  especial desde el que surgían certezas, frases e imágenes reveladoras que no habían pasado  el proceso  habitual, mental  o de memoria.
Estas experiencias que eran, la  mayor parte de las veces, profundamente transformadoras tanto al nivel fisiológico como psíquico resultaban  misteriosas y eran la guinda  del pastel, fruto del trabajo corporal, emocional y energético que algún/a que otr@  afortunad@  experimentaba.
Yo llamaba estas  experiencias, la llave misteriosa, (¡aún ahora!) puesto  que  resultaba imposible  provocarlas  desde la voluntad.

La experimentación, las vivencias de much@s pacientes, la propia experiencia; también la investigación y experimentación de las informaciones provenientes de diferentes fuentes, me llevaron a buscar, experimentar y consolidar una vía de acceso a estos “espacios internos”. Una vía  que  no fuera accidental ni necesitara estar ligada a religión alguna o creencia sobrenatural.
Puesto que ocurría, este  cuarto estado de conciencia debía ser algo natural del ser, aunque  habitualmente estuviera enmascarado  por los  otros tres.
Mucho  más  tarde, releyendo  a D. Chopra me  di  cuenta de que  ya Maharishi, maestro  hindú fundador  de la  Meditación Trascendental, afirmaba que la  mente  desea encontrar este  cuarto  estado  de  conciencia y  que si  la  dejamos  ir  hacia  su inclinación natural, lo  buscará. Solo  hay  que  encontrar  el  “soporte” que  permita a la  mente  tomar  el  camino.
Hoy  en  día  la  física describe el  espacio  sub-atómico como potencialidad  pura, que se  manifestará  según la  conciencia  del/de la observador/a.

Por lo tanto, el acceso a este  espacio no tenía porqué  ser el colofón de una evolución, ni  la  capacidad  de  unos  pocos, sino que podía resultar muy importante buscar su  conexión y utilización, en  el proceso personal  o  terapéutico desde un principio. Aunque al  inicio solamente se  pudiera  conseguir una  muy  breve  experiencia, o, simplemente, un  atisbo  de  ella.
Pero sería esta pequeña experiencia, LA  EXPERIENCIA  DE  SU  POSIBILIDAD, que nos permitiría abordar el proceso de reestructuración del  Yo desde la  conexión  con esta parte del  ser, la más básica y regeneradora.
Era  importante  también buscar  un  vehículo, un  camino para esta  conexión,  vía  corporal  que  no  fuera  el saltar toda  sensación física,  como se  suele proponer en  diversas técnicas  de meditación. Porque esta desconexión  de  las  sensaciones  físicas y emocionales puede resultar muy  desestructurante  para  las persona con problemas de estructuración interna.

Así ha  sido. Y lo que  fue, durante tiempo, algo  parecido a un premio final al que algun@s llegaban, ha ido convirtiéndose en una parte esencial de nuestro trabajo. En la medida  en que el espacio interno  ha sido nombrado, propuesto, buscado, vislumbrado; en  la  medida  en  que  se  ha  ido  trazando  el  recorrido sin  fragmentación: desde el  cuerpo, la  energía, la  aceptación  del  sentimiento, ha ido mostrando su importancia,  perfilándose cada vez con más nitidez como un espacio origen de transmutación.

El espacio  interno  no es algo abstracto  o imaginado. Es una EXPERIENCIA REAL, una capacidad, una dimensión de nuestro ser que nos suele ser ajena a pesar de estar presente en tod@s nosotr@s.
En  nuestra cultura cada vez más volcada hacia el bienestar exterior, no  suele  ser común que nadie  ni ninguna enseñanza nos  ayude a conectar ni escuchar  este espacio. Nuestro  cerebro ha  sido  ejercitado  y  programado  para  percibir solamente  uno  o  dos   niveles  de conciencia en  detrimento  del inmenso abanico de sus  posibilidades. Algo  así como un receptor  de  radio programado para  recibir solamente  un  par  de frecuencias.
Sin embargo, la  capacidad  para   conectar  con los  niveles  sutiles  y  el  espacio  interno no es  un  don  de  algun@s  elegid@s; es universal y una  capacidad  que  tod@s  poseemos.
Se trata  de una incursión en una región de nuestra propia conciencia, a un espacio donde el pensamiento, tal como lo conocemos habitualmente, no tiene vigencia. Podemos  asimilarlo  al punto neutro de la física, el punto donde está contenida toda la información de un sistema.
Es, por lo tanto, el núcleo DE DONDE SURGE TODA TRANSFORMACIÓN y todo  cambio  regenerador. Porque  esta  conexión se abre hacia el  esquema  oculto  de la  Inteligencia de  lo  vivo.

Lo  natural  debería ser que esta conexión, este proceso, tuviera lugar espontáneamente y estas informaciones circularan libremente por  todo  nuestro  ser.
No  suele  ser así. La formación de nuestra  conciencia  racional ha potenciado especialmente la  funciones  del  hemisferio  izquierdo  y nos  ha habituado a centrar nuestra  atención  en una  determinada  frecuencia  rechazando  todas  aquellas percepciones  que  no  tuvieran  su  explicación racional.

En  Diafreo constatamos que, acallar  los  mensajes  de estos otros  niveles  de  conciencia, ha sido posible mediante los bloqueos  de  nuestro  cuerpo. Hemos  bloqueado   nuestro  cuerpo  para  no recibir las  informaciones  que provenían  desde  nuestro  ser  más  profundo; y, estos  mismos  bloqueos, a su vez, han disminuido  nuestra  capacidad  de   respuesta.
Nuestro  sutil  sistema  de  comunicación (sistema  nervioso, neuropéptidos..), queda distorsionado mediante estos bloqueos, condicionando  las  percepciones  que  tenemos  de nosotr@s  mism@s, de  nuestro  entorno, de los  campos  sutiles, para adaptarlas  al  sistema  de  valores  en  el  que  nos  hemos  entrenado.
Porque,  siendo  nuestro  cuerpo nuestra herramienta más directa,  podemos  utilizarlo tanto  para la transmisión  de  información  como  para  su  bloqueo o  distorsión. Y, puesto que hemos tenido  que acomodarnos  a  las  exigencias del  entorno, hemos  aprendido a utilizarlo más como barrera  que como  canal. 

Aprender a  observar, a sentir, permitirnos de  nuevo vivir  en nuestro  cuerpo, sin  cerrar  la  puerta  a  sus  mensajes  y  memorias, soltar resistencias y obstáculos,  nos  dará de nuevo la posibilidad de reencontrar  la misteriosa  llave  que nos conecta con NUESTRA PROPIA INFORMACIÓN.
Esta es la  vivencia  del 4º estado de conciencia. Aprendiendo  a  acceder  a  él  atravesando  los sucesivos  planos  de  conciencia, nos permitirá vivir la EXPERIENCIA DE LA UNIDAD.
Será  esta  experiencia, aunque solamente fuera un  vislumbre de  ella, un  atisbo  de  que  puede  ser  posible, la gran  oportunidad para  reencontrarnos  con  nuestro “punto cero” a partir  del cual iniciar un  proceso de transformación.

Este  Espacio Interno que intentamos conectar en Diafreo no es algo  nuevo  ni desconocido.
Es el espacio  que se busca en la meditación; es  el punto neutro  del que habla la física como el  que contiene toda la información de un sistema;  es el lugar donde se produce  el salto cuántico de la mente a la materia, esta región cuántica, que en palabras de Deepack Chopra, sabe como organizar la materia, la inteligencia celular, la mente y la forma.

Existe una Inteligencia,  que  más  allá  de nuestra  conciencia  y  nuestra  voluntad  nos  da  y  mantiene  en  vida.
Si  pensamos  que  nuestro  corazón  bombea 7 ½ l de  sangre  por  min. 678 l por  hora. Que  late 100.000 veces  al  día;  que digerimos la  comida,  la  organizamos en  lo  absorbible, lo  desechable; que  perdemos  10 millones de células en  un  segundo y  producimos  10 millones más en  el  segundo  siguiente; que  en  los10  billones  de  células  de  nuestro  cuerpo se  producen  en  cada  una  de  ellas 100.000 reacciones  químicas  por  segundo. Si  observamos también las  enzimas  activas  en  el  ADN de  nuestras  células comprobamos que hay 3200 millones de  ácidos  nucleicos en  los  genes  de una  sola célula.
Si  pensamos que esta  Inteligencia envía  proteínas a lo  largo de los  ácidos  nucleicos y  corrige las  mutaciones para  que  no  nos  descompongamos. Que manda  plaquetas   para  evitar  las  hemorragia, que  mantiene   un  orden,  sin  que  tengamos  que  pensar  en  ella…  podemos  hacernos  concientes de la  existencia de una Inteligencia organizadora que  trasciende nuestra  voluntad y  nuestra  mente habitual.

¿Cómo contactar  con  ella? ¿Cómo liberarla? ¿Cómo  no  entorpecer  su  funcionamiento  perfecto? ¿Cómo  encontrar  los  caminos  que  nos  llevan a esta  fuente  constante  de  renovación  y  de  vida?

Al  ser generador de  experiencias, el trabajo  de  Diafreo  abre  nuestro  ser  a  nuevas  informaciones,  que  no  son  las  habituales.  Aparecen cuando  prestamos atención  e  intención  a  nuestro  cuerpo,  a  nuestra  energía,  a  nuestras  emociones  para, finalmente, quedarnos en  silencio, en  simple  vivencia,  en  el  Espacio  Interno.
En  Diafreo potenciamos la  experiencia. UNA  INFORMACIÓN  SE INTEGRA CUANDO  SE  CONVIERTE  EN  EXPERIENCIA. Así  se  crean nuevos  circuitos y será  mediante  estos  nuevos  circuitos que  se irá  abriendo la  posibilidad de conexión  hacia  las  capas  más  profundas  de  la conciencia.
Es  un  proceso  que  necesita  su  tiempo  pues  para que  el cambio  deseado sea real, estas informaciones deben transformarse una y otra vez en experiencia.

Diafreo y  meditación.-
Parece  evidente que este Espacio Interno que buscamos desde la Diafreo sea  el mismo espacio que se busca con la meditación.
Este proceso que proponemos, de cierta contemplación, de dejar fluir sin juicio, sin apremio, sin que tenga que ser nada en particular más que lo que es, tiene puntos de contacto con la meditación.
En muchas técnicas  meditativas, precisamente, se busca  la inmersión en estos  espacios  de no  juicio, de observación, y de simplemente  ser.
Muy posiblemente sea así, sin embargo en  Diafreo hay una cualidad que lo hace diferente, que  hace  que  esta experiencia  se  viva  de  forma  sutilmente  distinta. Me he hecho muchas preguntas al respecto. La respuesta está muy probablemente en  el camino  utilizado para  buscarlo.
Utilizando el trabajo  corporal y emocional abrimos  una senda  que evita  el salto  cualitativo que debe hacerse para acallar  el cuerpo, las  emociones  y la mente mediante la  meditación. El salto para dejar  a  un  lado la  conciencia  corporal  para  poder  evitar  sus  bloqueos  que  impiden  el  acceso  a este  espacio  buscado.
Contrariamente, desde el  trabajo corporal, en Diafreo, buscamos  abrir   las vías a través  de  los  cuatro  estados  de  conciencia para  vivir  este  espacio  como  algo  natural e integrarlo  como  una  parte más  de  nuestro  ser, sin negar  ni  obviar  estos  otros  niveles  de  conciencia. Ello  permite  incorporar  la  conexión a nuestro  espacio interno  más fácilmente en  la realidad de la  vida  cotidiana.
La Diafreo facilita e induce estos procesos Ya que al ayudar a abrir y reincorporar las zonas cerradas y olvidadas reincorpora el espacio interno a nuestra  capacidad  de percepción más  habitual.
Al trabajar  un camino  físico y tangible para  llegar  a la  percepción de este espacio interno, hace más viable el  camino  de la reestructuración.

Ya  Bahagwan Rajneesh, más tarde llamado  Osho, buscó esta vía, aunque la buscó mediante la catarsis  emocional que, a mi manera de ver,  es más bien  desestructurante del  “Yo” y que por lo  tanto evitamos en Diafreo.

El conocimiento que  tenemos de nosotr@s está basado en el pensamiento, el sentimiento, la  información  que  proviene  del  exterior.  No suele  ser  habitual  que  se  nos  haya   enseñado a ir a escuchar nuestro interior, mas  bien   ha  sido al  contrario. Para abrirnos de  nuevo a  estas informaciones, para reconectar  este  espacio  interno, habrá que  deshacer los  nudos  físicos y  emocionales  que obstaculizan  el camino y distorsionan su mensaje. Las  experiencias deberán  atravesar la “aduana” del  sistema  límbico  que  tiñe  toda  información  de  emocional y, en  consecuencia le  da  paso, o no.
A diferencia  de  la  meditación, en  Diafreo  intentamos  hacer  consciente el  nivel  emocional.  Para  abrir el  camino  buscado deberá  haber un  proceso en  este  sentido: descubrir, reconocer,  aceptar y  encontrar  la  buena  manera  de  expresar  nuestras  emociones.

Juntos, el trabajo  físico, el  emocional y  el  energético permitirán  cada  vez  más  el  libre  fluir  de  la Energía de  Vida. Para,  finalmente, encontrarnos en el  Espacio Interno, que  está  en  cada  una  de  nuestras  células, y poder experimentar este “simplemente dejar que se haga”.
Y también  permitir  que aparezcan  estos  mensajes  o  estas  imágenes, muchas  veces  sorprendentes que, lo encontremos  o  no, siempre  tienen  un  significado  profundo  para  nosotros/as

En meditación se habla del Vacío. Una  palabra  que  a  veces  infunde temor; no  obstante cuando se aprende a atravesar las barreras una  a una, este vacío resulta  ser un espacio de luz y de paz. Un campo rico en  información  que, si puede aceptarse, tiene  una poderosa influencia sobre nosotr@s.

Nuestra  ambición  en Diafreo, es  que  la  conexión con el  Espacio  Interno nos decida a confiar  en  la  Inteligencia  de  Vida que  nos  crea constantemente. Es  desde  esta  vivencia  que  podremos  encontrar  la seguridad  que nos  permita abandonar la  vieja  forma  de  pensar  y  sentir, que  está  ligada al  entorno  y a viejas  experiencias. 

Una  historia:
S. llevaba  ya un tiempo  participando de un grupo y  recibiendo alguna sesión individual. Muchas cosas  habían  cambiado, sin embargo no  había  podido  alejar  de  ella  la  sensación de que,  en el fondo,  había algo en ella  que  no tenía remedio; algo  que la empujaba a caer  con cierta  facilidad en las mismas formas de actuar,  encontrándose de nuevo con los mismos sentimientos  de vacío, falta de autoestima y que  la  retornaba  a  los mismos síntomas físicos.
Era la época en la que yo estaba  dándome cuenta  de la importancia de llegar al Espacio Interno y empezaba  a  reconocer los caminos que facilitaban el acceso de  la  conciencia  hacia este estado.
Mi propuesta  fue, por lo tanto, utilizar las vías que  abríamos  mediante la Diafreo, físicas, emocionales y energéticas para ir buscando, poco  a poco  este  4º estado  de conciencia.
Pero  S. se bloqueaba, se distraía y yo nunca sabía exactamente si lo había intentado, o no.
Hasta que un día, llorando, me dijo:
.-¡No puedo ir allí!... ¡porque allí  no hay nada!, ¡no hay nada! Yo  no  soy  más  que  eso  que  se ve  ¡una  fachada! ¡Voy  a encontrarme  con un desierto!.

¡No hay nada! Enfrentarse a esta sensación le producía terror. Para ella  significaba desmontar su  imagen para encontrarse con la nada.
La sensación de vacío  de la  que S. hablaba no es  la  misma que describe el budismo como “vacío o  vacuidad”.
Éste, era un vacío que todavía tiene  que ver  con el psiquismo, con la vida emocional, cuando no ha habido ocasión de estructurar el “yo”. Cuando un@ ha tenido que organizar su personalidad  pendiente de las fuertes presiones  del exterior. Bien sean de exigencia  o de miedo. Sin recibir ayuda para explorar quien era.
Por su posición social, S. había sido educada para ser un bello escaparate. Era guapa, elegante, culta. Y su imagen transmitía una  cierta frialdad, un cierto distanciamiento.
Había tenido que renunciar  muy pronto a buscar quien era ella  debido a la exigencia de su entorno. Y el hecho de que ella lograra en cierta  manera ser lo que el entorno le pedía cerró definitivamente  la posibilidad de  buscarse más adentro. Era lo que se esperaba de ella, era  alabada por ello, por lo tanto  no había más que  buscar.
Sin embargo no siempre se sentía bien. Su vida, sus  relaciones, no funcionaban  como ella  hubiera  querido.

Las  personas con la estructura de carácter que  los  reichianos  llaman  carácter narcisista, están centradas en la imagen  que  proyectan  al exterior. Esto implica, en mayor o menor grado, una falta de estructuración interna, de la personalidad. La  recepción  de  información  está  especialmente  sensibilizada para  captar la que llega  del entorno. No se desarrollan las propias potencialidades, lo que un@ es, sino que  hay que responder  a un modelo impuesto desde fuera.
La persona acaba identificándose  con esta parte más o menos  lograda. Pero en algún lugar escondido, subsiste un gran sentimiento de vacío, con un  sentimiento de  falsedad por lo que  está oculto detrás de lo que  esta  falsa apariencia  muestra.

No encontrar  nada  construido más allá  de  su espacio consciente paralizaba a S. Y fue gracias  a la buena  transferencia establecida  que pudo  confiar en mis afirmaciones y decidirse  a ir a explorar. 
Para ella, descubrir que detrás de esta apariencia  que había tenido que fabricar, detrás de la negación de muchos  de sus sentimientos, detrás de esta sensación de vacío, tenía ella,  como tod@s, en  vez  del  desierto  temido, su espacio  de luz, de paz y de información, fue importantísimo. Fue  el inicio del encuentro con  su autoestima, sus certezas internas, su autonomía…
Allí estaba  su Espacio Interno porque, aunque este  espacio se hubiera quedado sin aperturas hacia el resto  de  su estructura, sin aperturas  hacia el exterior, NO PODÍA DESAPARECER YA QUE ERA UNA PARTE DE SU SER.
Lo que hacía  falta  era vivir la experiencia de su  existencia, establecer  cada  vez  más  conexiones y permitir  que esta información fuera  tiñendo poco a poco  las demás capas de la personalidad.

Un  día, después  de haber  leído  a Lowen,  me preguntó si yo pensaba  que su  carácter era narcisista.  Nunca  habíamos hablado de ello. No  me gusta  clasificar. Pero este día  pude  responderle  con placer:
.-¡Ex!

La capa  emocional de inadecuación forma  una  gran  muralla y es un gran obstáculo para llegar al Espacio Interno porque está fijada y mantenida por todo nuestro sistema de tensiones, que,  a su vez, son mantenidas  por los circuitos de estrés interno sin resolver.

La capa  donde está  lo que solemos llamar “negativo” está formada por sentimientos y expresiones que  vivimos como perjudiciales por haber sido los prohibidos. Aquellos que no se han aceptado de nosotr@s y que  hemos  cubierto, bloqueado, reprimido y que ahora no podemos  aceptar  por su  discrepancia con la imagen  creada. Sin  embargo las  memorias, sentimientos  y  emociones  que forman esta  barrera, aquellos  que  llamamos  negativos, como pueda ser la ira, el  miedo, el  dolor, la fragilidad (incluso para algun@s  también  la  ternura vivida  como  debilidad) tienen siempre su  sentido, sus causas y su razón de ser. Cuanta  mayor  haya  sido la  necesidad  de crear una imagen,  cuanta mayor  sea  la  zona  del ser  negada, más difícil  será  aceptar  ver y expresar  todo  el contenido  de esta  barrera. 
Por  eso, cuando se  dirige la mirada  hacia el interior y la  mirada se encuentra con esta capa de  sentimientos bloqueados  como  negativos, la lógica tendencia es volver rápidamente atrás y mirar hacia el exterior, hacia lo conocido para continuar buscando desde allí  qué es lo que hay que  ser o quien  puede  aportar las  soluciones  que se  necesitan. Pero  así  las  informaciones  siempre  quedarán de  forma  intelectual. Pues nadie  nos ha enseñado que detrás de esta muralla está siempre, a nuestro alcance, el espacio luminoso de paz e información, este punto neutro, esta  Inteligencia, que nos permitiría restablecer nuestro sistema.

Es la experiencia lo que permite creer y transformarnos. LA EXPERIENCIA  NO NECESITA LA FE, pero debe ser repetida para que un@ pueda asumir que es real, para  que  pueda  pasar  de  la  memoria  explícita  a  la  memoria  implícita (que  implica  el  cuerpo).
El papel del/de la terapeuta es ser el/la aliad@ de esta parte luminosa  y no el/la perseguidor/a  de la negrura.




Malen Cirerol